martes, 6 de agosto de 2013



Este fin de semana caminando por la zona rosa de Guadalajara, entré sin espectativa alguna a la librería del Fondo de Cultura Económica, y tras mi tradicional recorrido por las novedades y posteriormente a los libros de foto, encontré en esta última sección un tesoro que se me había negado ya un par de veces, el libro de Agustín Jiménez y la vanguardia fotográfica mexicana" de Carlos A. Córdova, a quién tuve el honor de conocer en San Luis Potosí en el Primer Encuentro Nacional de Investigación sobre Fotografía. Desde que conocí el trabajo de Agustín Jiménez me cautivó, incluso más que el de los Álvarez Bravo debo decir, pues su fotografía es casi una reinvención de la realidad. En una reseña que realizó Deborah Dorotinsky, menciona que considera, y que coincido, un "Acierto definitivo de un libro bello, riguroso y propositivo, el de revalorar la trascendencia histórica de un fotógrafo poco (re)conocido, oculto hasta ahora en la “sombra” que sobre sus contemporáneos proyectó la abrumadora y bien defendida figura de Álvarez Bravo".

El libro, si bien es nuevo, o así me lo vendieron, ya tiene amarillento el borde de las páginas, como si hubiera estado en bodega unos cuantos años, o bien como si hubiera estado en la parte oculta del estante de los libros olvidados, como siguiendo el karma del fotógrafo en investigación. Tienen ese olor a humedad de todo libro con trayectoria en biblioteca.

 Ahora sólo me queda empezar a leer, ya en libro propio, otra vez la historia de este fascinante fotógrafo, a disfrutar las fotografías que me llevan al México que amo y disfruto, a recordar una vez más esta pasión por la fotografía que me llena  y lleva a honrar el trabajo de los fotógrafos mexicanos.